expr:class='"loading" + data:blog.mobileClass'>

15 oct 2011

No es amor lo que sientes, se llama obsesión

¿Es un capricho? ¿Es una necesidad? ¿Es constancia? ¿Es lealtad? ¿Es tenacidad? ¿Es terquedad? ¿Es intransigencia? ¿Es obstinación?. 
¿Cómo se llama eso que sentimos, y no se va ni con el tiempo?, ¿Es amor?, ¿Es manía?, ¿Es ceguera?, ¿Qué es? ¿O es obsesión?
Es muy fácil confundir amor con obsesión, pero no son lo mismo. El amor está en todo el cuerpo, la obsesión sólo está en tu cabeza. Te encierra en tu burbuja, te aísla, te adormece. 
Cuando no hay amor, aparece la obsesión, para aturdirnos, para hacernos creer que sentimos algo cuando en realidad no sentimos nada, porque estamos vacíos, vacíos de amor. 
El amor saca lo mejor de uno, la obsesión lo peor. A veces podemos parecer valientes, arriesgados, y en realidad lo que nos empuja es estar ciegos, obsesionados. Por la obsesión se puede hacer cualquier cosa, se puede lastimar tanto. 
Porque la obsesión al fin y al cabo es un medio para llegar a ningún lado, o para llegar demasiado lejos. Trampas en nuestra cabeza, y ahí vamos inocentes, entregando nuestro cuerpo, creyendo que ese camino nos llevará al amor justificando los medios por ese fin. Y en nombre del amor, matamos al amor. 
Por eso las obsesionadas son tan peligrosas, porque es un lugar del que nunca se vuelve.

No hay comentarios:

Publicar un comentario